Nunca entendí nada de economía. Fue un tema que siempre me pareció fuera de mi alcance, pero en los últimos tiempos, con esto de la crisis, no me ha quedado más remedio que leer todo lo que cae en mis manos sobre economía. Debo reconocer que más de la mitad de lo que leo sigo sin entenderlo, con frecuencia por lo farragoso de las explicaciones. Sin embargo he llegado a dos conclusiones: primera, que no hay dos especialistas en la materia que coincidan en su análisis sobre la crisis y segunda que nadie sabe cómo va a terminar esto.
Pues bien, partiendo de esta premisa, yo, a veces, suelo hacer mis propias conjeturas sobre el tema que, dicho sea de paso, no consiste sino en copiar aquello que más razonable me parece de lo que voy leyendo.
Parto de tres noticias.
Una, la CEOE, y en general la derecha española, llevan pidiendo desde hace tiempo el despido libre o como lo llama el PP las «reformas estructurales en el mercado laboral».
Éste es un conflicto que comienza “como una gran crisis financiera y se convirtió en una profunda crisis económica, ahora está convirtiéndose en una gran crisis del desempleo y hay riesgo de que llegue a ser una grave crisis humana y social*1.” Queda muy claro: el origen de la crisis no está en el mercado de trabajo sino en el mercado financiero. La solución no está, por tanto, en cambiar el mercado de trabajo.Y en el momento presente, en que la mayor carga de la crisis está recayendo sobre los trabajadores -y vamos ya por los cuatro millones de parados-, resultaría sencillamente indecente plantear siquiera el menor recorte en los derechos adquiridos por los trabajadores.
Dos, Acaban de condenar a Madoff a 150 años de cárcel (si el juicio se hubiera celebrado en España todavía estarían viendo si el nombre es Madoff o Madof. O sea que hasta el año 2050 no empezaría la vista y se terminaría allá por el 3010 aproximadamente).
Esperemos que este procesamiento no signifique que los responsables directos de esta crisis piensen que ya están exonerados y que se han arreglado todos los “problemas “ que ha creado el sistema financiero, por lo tanto a partir de ahora todo debe seguir como antes: el Estado es el problema; el Mercado la solución. Nadie debe controlar a la banca ni a los grandes inversores. Eso sí, cuando de nuevo los bancos vuelvan a necesitar dinero ahí estará el papá estado para sacarles las castañas del fuego. Y a mar revuelto, despido libre.
Tres, la Fundación de las Cajas de Ahorros (FUNCAS) propone un aumento gradual de la edad de jubilación hasta los 70 años.
Este es el momento ideal. Ante una situación de crisis grave, sobre todo para los más débiles, esto es, para los trabajadores –parados o no-, las entidades que tienen problemas financieros por la mala administración de sus bienes, tratan de salvar los muebles echándole la culpa a los otros. Ahora no estamos hablando de las grandes empresas mercantiles que han producido esta crisis, me refiero a las pequeñas entidades que, como las Cajas de Ahorros, tienen problemas serios de financiación.
Ahora con la crisis muchas empresas se han visto obligadas a analizar las causas que las han llevado a la bancarrota y han descubierto, a veces con sorpresa, que muchos de sus empleados de confianza y con sueldo muy por encima de cualquier trabajador cualificado, han estado cometiendo “fraudes significativos” como señala la consultora Ernst & Young.
A menudo los superiores de estos trabajadores, subraya Juan Ignacio Ruiz, suelen tener un control bastante fluido de las operaciones. El problema viene cuando ellos también se apuntan al fraude. Más explícito se muestra Fernando Lacasa quien afirma que “todo se reduce a la avaricia. Gente con un sueldo de vértigo que simplemente desea un coche mejor”.
NOTA: Vamos a ver si soy capaz de resumir este comentario en unos pocos renglones.
Aquí se arma el gran follón porque el mercado financiero se ha vuelto insaciable. Cuando explota la burbuja el problema se extiende rápidamente y, como el ácido sulfúrico, lo va devorando todo, pero el mundo desarrollado que durante años ha escatimado, de forma vergonzosa, ayudas al desarrollo, ahora han movilizado recursos públicos a toda velocidad para salvar a la banca. Mientras tanto crece el desempleo y se puede llegar a una grave crisis humana y social. Solución al problema: despido libre y edad de jubilación a los 70 años. ¡Hay que joderse!
*1 Robert Zoellick, presidente del Banco Mundial.
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La Isla Tuerta 